COLABORACIÓN: Las pequeñas cosas de la vida
- florenciaferrero4017
- 15 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 6 ene 2022

El mundo se compone de pequeños placeres que en el día a día pasan desapercibidos por la mayoría. Creo que todo el tema de la inesperada pandemia mundial hizo que más de uno se planteara de ahora en adelante “disfrutar de las pequeñas cosas”. Trillada frase que hoy cobra más sentido que nunca. Pero, ¿De qué se componen esos pequeños placeres? ¿Cuáles son? Todos tenemos distintos. Algunos disfrutan el sonido de la lluvia o el olor a tierra mojada (en mi caso detesto ambas), otros el pasar un rato con amigos (cosa que fue imposible ahora).Un sabor, un aroma, una textura, una canción, una película, un autor. Podemos viajar en el tiempo con tan sólo eso.
Los placeres nos remontan a momentos de la vida: el olor a algo recién salido del horno que nos retrotrae a las visitas a la abuela, el sabor que nos recuerda a esa golosina que hoy en día no se produce más. En mi caso personal soy un manojo de anécdotas atadas a mis cinco sentidos: el perfume característico de las cartitas perfumadas (hobbie noventoso si los hay) me ubica en mi más temprana infancia en el patio de la escuela mostrando mi súpercolección que guardaba celosamente en una carpeta y el olor a libro viejo me transporta a mis horas hurgando entre las galerías de la biblioteca popular buscando ese texto olvidado de páginas amarillentas .Ni hablar de la manía de guardar papeles de golosinas de los cuales no puedo ni quiero desprenderme (soy capaz de relatar con lujo de detalles la historia detrás de cada empaque atesorado).Tengo una caja a la que llamo “Mi caja de recuerdos” en donde descansan recortes de diarios, invitaciones a fiestas, entradas de eventos, souvenires, dibujos en papel, cartas de familiares, frases de almanaques, letras de canciones, borradores de posibles historias, publicidades de lugares gastronómicos de la costa y la lista es interminable y tal vez para algunos, aburrida.
En resumen, me siento afortunada de haber aprendido a corta edad a enamorarme de esos detalles que tal vez para otros eran insignificantes y para mí tenían esa magia particular. Todo tiene su magia si sabemos apreciarla. No hay que perder el don de redescubrir lo que nos rodea y que con el paso del tiempo ha dejado de sorprendernos. El entusiasmo por traer un libro a casa que tanto anhelé leer, el conseguir un té de un sabor raro para probar, el compartir una peli con amigas, la alegría por descubrir una gracia nueva en mi hijo, volver a probar esa comida que hace mucho no comía, el acostarme en el pasto a buscarle formas a las nubes, o seguir el camino de las hormigas y observar cómo se comportan. Puedo asegurar que todas las cosas tienen su encanto oculto y está en cada uno de nosotros descubrir cuáles son y así por un rato detenernos a ver la belleza en lo cotidiano.
DAÑO
Daño
Ya no importa
si vos y yo
gastamos caricias,
sábanas, almohadas y
palpamos los labios
para inventar besos.
Ahora sé,
es tarde
para regar el cantero
pisoteado de hastío
Tarde
Cayó el poema
roto de sueños.
Y ya
no besan
los labios defraudados.
IMA