Hoy hablamos de FEMINISMO y "Mujeres del alma mía" de Isabel Allende
- Noe Adorno
- 3 dic 2020
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 9 mar 2022
¡Buenas noches lectores!
Hoy les traigo un libro que me pidieron mucho en nuestra encuesta de Instagram @elbuholiterario y que yo por mi parte ya venía analizando. En unas simples palabras no puedo decir más que es un libro hermoso, emotivo, real, desgarrador, divertido, lleno de verdades y conceptos importantes de entender cuando hablamos de feminismo. Creo que es un buen punto de inicio para expandirnos a un montón de cuestiones que las mujeres venimos hablando durante años, y que aún es difícil abordarlos.
Realmente es un tema del que he querido hablar hace mucho porque lamentablemente hoy por hoy que una mujer clame por sus derechos y luche por la igualdad de género entre otras cuestiones igual de importantes, está muy criticado por las personas que se han quedado en el tiempo y no entienden que para evolucionar como sociedad necesitamos cambiar. Creo, siempre hablando desde el respeto, que es necesario aclarar por qué es tan importante que muchas cosas cambien. Desde hace muchísimos siglos, el machismo nos ha sido impuesto como algo natural, donde las mujeres tenían un rol en la sociedad, en la casa y en la familia, y el hombre se ocupaba de otras cosas y se sentía con la libertad de realizar ciertos actos los cuales eran bien vistos por otros hombres (inclusive por mujeres) porque “es hombre, son así”. Es decir, que si un hombre por ejemplo, cometía infidelidades estando casado, las mujeres guardaban su dolor y aceptaban esa parte ya que estaba en la naturaleza de ellos porque “tienen necesidades” (¿y acaso las mujeres no?). Nombro éste ejemplo entre cientos para ilustrar dos cosas: primero que el machismo como tal existe desde hace muchísimo tiempo y por eso es tan difícil extinguirlo porque lamentablemente, la educación de los hombres que es la que debería cambiar, aún no lo hace; Por otro lado explica el enojo y el dolor que sufrimos constantemente las mujeres por lo difícil que es erradicar el patriarcado y el machismo, algo que muchos hombres que no tienen idea lo que es evolucionar y re-adaptarse a las circunstancias, no entienden. Creo que la controversia más grande y la confusión que muchos no explican es entender que FEMINISMO NO ES LO MISMO QUE MACHISMO. Cuando hablamos de patriarcado, hablamos de que el hombre ha sido ubicado por mucho tiempo por encima de los demás como un superior, por encima de las mujeres, de otras especies, de la naturaleza. Esto ha provocado grandes desigualdades en muchos ámbitos ya sea laboral, económico, cultural, artístico, político, entre otros. ¿Qué significa esto? Que el trabajo, talento y esfuerzo de muchas mujeres no han sido reconocidos ni recompensados porque durante mucho tiempo se creyó que la mujer era incapaz de hacer un trabajo bien, escribir, formar parte de entidades, opinar, trabajar en un banco, una oficina, en fin, hacer trabajos tradicionalmente hechos por hombres. La mujer, hasta no hace mucho tiempo era ama de casa y tenía que dedicarse a tener hijos, criarlos y manejar asuntos domésticos (que no es poco). El momento en que todas estas cuestiones empezaron a desmentirse y las mujeres salieron al mundo a reclamar por sus derechos y valerse por sí mismas sin la ayuda de nadie, el pueblo masculino enloqueció y se inició una guerra que hasta el momento parece no terminar. Acá es cuando hablamos de FEMINISMO. Es importante aclarar que el MACHISMO se sobrepone y dice ser superior que las mujeres valiéndose de justificaciones incoherentes. Por ejemplo que el hombre es más inteligente, más fuerte, tiene más poder, más posibilidades, más respeto y que en un mundo como éste las mujeres no tienen posibilidades. Se minimiza a la mujer y se la limita, se la humilla, se pone como objeto de burla, como si no tuvieran cerebro. Cuántas veces hemos escuchado frases como “Las mujeres sólo sirven para lavar los platos”, o “De qué estás cansada si no haces nada más que limpiar?, estas expresiones machistas lamentablemente se siguen escuchando al igual que los hombres que se toman el atrevimiento de lanzar insultos y groserías sexuales a mujeres que caminan tranquilas por la calle, pero de eso vamos a hablar más adelante. Ahora bien, entonces que exige el FEMINISMO? Principalmente se exige la igualdad de derechos en todos los niveles, ya sea social, laboral, económico, cultural, entre otros. Como dijo Isabel Allende en una reciente entrevista: “se exige que los valores masculinos y femeninos sean iguales en todos los contextos, que exista una paridad que desembocaría en un gran salto evolutivo”. Todos somos seres humanos y deberíamos tener las mismas posibilidades y el mismo trato respetuoso que han recibido los hombres durante mucho tiempo sólo por ser hombres. Sin embargo, existen muchas otras cuestiones que consideramos vitales y que aún siguen sucediendo como por ejemplo cosas que los hombres hacen porque para ellos son normales y para nosotras no. Aquí entramos en lo que mencioné anteriormente: el tema de la seguridad y el miedo con el que vivimos. Para ellos salir caminando de noche o tomar un taxi o un remis o andar solos por lo general no presenta ningún problema, pero esto es impensado para una mujer que corre riesgos múltiples; desde recibir “piropos” fuera de lugar casi siempre relacionado a lo sexual, que nos chiflen, que nos persigan, que nos violen y hasta que nos maten. Muchos lo ignoran pero todos los días se cometen femicidios que son comentados por la prensa dos o tres días y luego son olvidados. Y después nos dicen paranoicas o que le tenemos miedo a todo. ¿Les parece poco?. No hace mucho se hizo conocido el caso de una chica que iba en un taxi y el chofer mantenía una conversación sospechosa con otra persona por celular. La chica se asustó y se bajó del auto. La tildaron de loca, extremista, paranoica. Ahora yo digo, ¿no aprendemos más? Es tan fácil juzgar a las personas sin saber cómo se sintieron y sin prestar atención a todo el récord de abusos, violaciones y muertes que han empezado en un viaje en taxi o remis. A esto vamos cuando decimos que muchas personas critican pero jamás empatizan con las personas que lo han sufrido. No se puede confiar en nadie. A causa de todos los hombres machistas y violentos que ven a la mujer como algo descartable, nosotras no podemos caminar en paz por la calle sin miedo. El feminismo exige seguridad, valoración, vivir en paz, disponer de recursos propios, comprensión, igualdad frente a una sociedad que en su mayoría no respeta a la mujer, queremos vivir SIN MIEDO. Lamentablemente hay que exigirlo porque la parte donde se educa a las personas para respetar y valorar la vida de los demás no existe. Cuántas veces hemos escuchado que nos digan que nos cuidemos, que no nos pongamos cierta ropa porque provoca, que no andemos solas, que vayamos acompañadas por seguridad, que mandemos la locación actual, que mandemos un mensaje a alguien para avisar que llegamos bien. ¿Les parece normal esto? Lamento decir que hemos tenido que naturalizar estos actos porque el mundo en el que vivimos no es seguro, al menos para nosotras y lo primero que se piensa cuando un femicidio ocurre es en lo que dijo o hizo esa persona o en lo que llevaba puesto, la culpa se centra en la mujer, en vez de en el agresor. La gente que tiene la mente retorcida y anda rondando impunemente por las calles no tiene vuelta atrás, y mientras ellos existan, el mundo va a seguir siendo un lugar peligroso. Pero para las nuevas generaciones que llegan, es importante educarlos. Enseñar a respetar a todo el mundo, a mostrar que todos somos iguales y no importa si es mujer, no importa cómo está vestida, o como se peina, o como es físicamente, merece respeto genuino que salga desde la naturalidad y no como algo fingido. Cito un fragmento de “Mujeres del alma mía” de Isabel Allende que me parece que explica bien lo que quiero decir:
“A los hombres los entrenan para reprimir las emociones, están limitados por la camisa de fuerza de la masculinidad. Una de las participantes en esta mini encuesta dijo que los hombres tienen madres y ellas podrían criarlos para que fueran más gentiles. Le recordé que solo las feministas modernas podemos tratar de forjar la mentalidad de nuestros hijos. Históricamente las madres no han podido oponerse al patriarcado. En la actualidad, en pleno siglo XXI, una mujer sometida, aislada, sin educación, víctima de la milenaria tradición machista, no tiene poder ni conocimiento para cambiar las costumbres. Yo pude hacerlo. No perpetué el machismo criando para mandar e hijas para soportar. Así lo hice con Paula y lo apliqué a conciencia con Nicolás. ¿Que quería para mi hija? Que tuviera opciones y viviera sin miedo. ¿Qué quería para mi hijo? Que fuera buen compañero de las mujeres, no un adversario. No sometí a mis niños a la norma tan difundida en Chile de que las hijas sirvan a los hombres de la familia. Todavía hoy veo a muchachas que se crían haciéndoles la cama y lavándoles la ropa a los hermanos y, naturalmente, después actúan como sirvientes de novios y maridos.”
Por supuesto, y tomando palabras de la mismísima Isabel Allende, estos cambios que queremos provocar no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana. Hace años venimos luchando por derrocar el patriarcado y el machismo y lo vamos a seguir haciendo. Generaciones anteriores han aportado su granito de arena, lo hacemos las feministas de hoy y lo harán las generaciones de feministas que vendrán. A veces creemos que hemos logrado cambiar muchas cosas pero en realidad nos falta, y mucho. Por suerte podemos decir que tenemos más voz que antes, y tenemos otros medios para comunicar nuestro mensaje, lo que hace que estemos más unidos/as y más fortalecidos por el apoyo mutuo. Allende en su libro “Mujeres del alma mía” habla de una “guerra no declarada, y dice que lamentablemente lograr un cambio grande requiere de “mucha guerra”. Hoy por hoy todo necesita ser cuestionado, desde los roles en una familia, las costumbres, las actitudes, el trato hacia las personas, la religión, las leyes, el vocabulario que utilizamos (el cual va mutando con las generaciones y necesitamos adaptarnos a él para que nadie se sienta externo, y para que en él se refleje el respeto que tanto pedimos). Lo hacemos porque necesitamos deconstruir muchas cosas que conocemos y que hemos naturalizado sabemos que no están bien y que ya son nulas en nuestro pleno siglo XXI. Estas cuestiones se tornan controversiales por muchos motivos, primero porque muchas personas no se toman el trabajo de informarse sobre las correctas concepciones de lo que se denomina feminismo, patriarcado, igualdad. Muchos “tocan de oído” y es más fácil criticar que ponerse en el lugar del otro y tratar de entender cómo se siente. Para muchos es más “cómodo” seguir como estamos y ahí es cuando nos estancamos. Por lo general, la reacción masculina al movimiento feminista suele ser violenta y/o despectiva, y no se crean que esto viene de alguna clase social específica, la discriminación y los ataques físicos y/o verbales lo llevan a cabo hombres de todas las clases sociales, y como se describe en el libro “esto es una crisis mundial a la que es difícil escapar”.
Es necesario aclarar (ya no debería de ser necesario pero aún hay gente que se enoja si no se identifican los grupos) que obviamente no hablamos de todo el mundo, NO todos los hombres son machistas, NO todos los hombres son violentos, NO todos los hombres tienen mente retorcida, pero lamentablemente, la mayoría de los crímenes son cometidos por hombres y la mayoría de las víctimas son mujeres. Entendemos que muchos hombres se quieren involucrar en el movimiento feminista, y que entienden los horrorosos casos que se ven a diario, y eso es completamente valorable, en mi caso es aceptable, porque si pedimos equidad, entonces creemos en que todo el mundo puede ser parte y luchar por lo mismo. Mucha gente se enoja y dice que la lucha es solo de la mujer y alegan que los hombres no deberían meterse. Es una postura, por supuesto, pero si queremos luchar codo a codo, entonces no me parecería mal que todos caminemos por el mismo sendero, cuantos más, mejor (siempre y cuando el apoyo sea genuino y no para tomar algún tipo de ventaja, porque si fuera así, seguimos parados arriba del mismo problema que queremos solucionar).
Por otro lado, se habla mucho de anticoncepción, hoy por hoy existen variados métodos anticonceptivos para mujeres, desde pastillas anticonceptivas (también conocida como “la píldora), el SIU (sistema intrauterino), el DIU (dispositivo intrauterino), la inyección anticonceptiva, el parche anticonceptivo, el anillo anticonceptivo, y así podríamos seguir. Es buenísimo que tengamos opciones, pero la pregunta es, ¿Por qué tantas opciones para mujeres y tan pocas para hombres? La ingesta de hormonas a diario, por ejemplo, tiene muchos efectos secundarios que según cada organismo, se expresan de diferente forma. ¿Por qué la responsabilidad parece recaer más en la mujer que en el hombre?. Aquí se abordan muchas cuestiones que serían suficientes para otro debate aparte, entre ellas, la capacidad de elegir por sobre nuestros cuerpos porque antes que nada somos humanas y tenemos derecho a decidir.
Realmente me gustaría extenderme y cubrir temas importantes como los estereotipos femeninos que tanto daño hacen y que es necesario derrocar, el amor propio, los riesgos de exponerse en las redes, y así podríamos seguir, pero creo que hasta aquí tenemos muchísimo para hablar y debatir. Como les mencioné al principio, es difícil abordar estos temas, son dolorosos y dan impotencia, pero el cambio se logra trabajando y luchando en conjunto, siendo conscientes que todo lo que hagamos será un paso más a una sociedad más justa e igualitaria, sin odio ni violencia, donde ni siquiera tengamos que hablar de tolerancia o aceptación, porque apostamos por un futuro donde el amor y la amistad no tenga reglas, límites, ni prejuicios. Queremos un lugar donde lo natural sea vivir en paz, libres y sin miedo. Ojalá sigamos avanzando y confiando en que la violencia, los prejuicios, la discriminación y la desigualdad algún día terminen.
Los leo y los comparto en Instagram @elbuholiterario
¡Nos vemos la próxima!

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